domingo, 15 de septiembre de 2013

CAMINO A CIMBALLA

El viernes día seis decido guardar fiesta y así poder preparar todo con mas tranquilidad. Esta carrera era diferente, era mi carrera, mi reto, mi proyecto, mi sueño, mi ilusión y la ilusión de muchos.

Empiezo sacando todo lo que creo que debo llevar, aun no había preparado nada los días de antes, muy mal por mi parte.



















Una vez recogido todo, lo dejo preparado para llevarlo conmigo a la entrevista de Aragon en abierto. Me grababan a las 19h en la Plaza del Pilar, eso haría que me desplazase allí y vuelta a casa hasta la hora de salida.

Ceno a las ocho de la noche pero sin abusar, no quiero que el estomago me moleste en ningún momento. Intento descansar, pero como me ha pasado en la siesta, no puedo, la ansiedad de salir no me deja dormir.
A falta de hora y media vuelvo a comer, esta vez un plátano y una nectarina.
Llegan las once, hora de quedada con Noe, sera junto con Victor los que pueblo a pueblo estarán haciendo fotos y como furgo de asistencia.

Llegada a la plaza del Pilar, el tiempo de momento me respeta, pero no lo tengo claro que vaya a ser así todo el camino.
Primera sorpresa e inyección de motivación. Mi familia se había desplazado para animarme y desearme suerte, ¡uf! ya empezamos con las emociones, que bonito.
También amigos estaban allí, algunos para correr a mi lado algún kilómetro y otros para dar ánimos. Ahora si que los nervios están al máximo, la que estoy preparando.



















Hablamos un rato y cuando se oye las campanas del Pilar, ni me lo pienso dos veces, salgo a correr. Tenia ganas, confiaba que iba muy bien preparado y eso me hacia muy seguro de mi mismo.

Voy por calle Alfonso y Paseo Independencia, calles que estaban muy animadas por la hora que era, la juventud nos iba animando.  Seguimos por Fernando El Catolico  hasta llegar a la puerta principal del parque Jose Antonio Labordeta, aqui nos deja David, que venia directo de trabajar y después Javi, que sino me equivoco también venia de trabajar. De ahí dirección el canal, fuimos en busca del camino Fuente de la Junquera-Cuarte.
No llevaba ni cinco kilómetros, cuando me di cuenta que había cometido un fallo, mochila muy cargada. Salia con un peso en la mochila de seis kilos y medio, era mucho peso y lo notaba bastante, pero como había dudas del tiempo, llevaba mallas largas, algo mas de ropa y comida para no pasar hambre.
Al inicio de Cuarte se queda Rodrigo, Victor y Carlos, al final del pueblo mi hermano,Angel y Roberto. Me quedaba sin bomberos, que parece que no, pero uno va mas seguro.
En Cuarte estaba Juanlu esperando a que pasase para darme ánimos, gracias Juanlu.
Pasamos por Santa Fe dirección Cadrete, estaban en fiestas, alguno ya insinuó tomar una copilla.
En Cadrete se quedaban Miguel Angel, Gonzalo, Victor y Marcos. Buena compañía, quisieron perder un rato de sueño por estar a mi lado en esto. Como se agradece.
Me voy dirección Maria con Esteban y en bicicleta, Antonio y Sergio. Esteban que ha venido entrenando muchas mañanas madrugadoras conmigo. Agradezco sus madrugones, los días que no apetece salir te ayuda quedar con otra persona.
En Maria vuelvo a tener visita, Juango compañero de trabajo y una amistad que nos une, hizo un esfuerzo en la noche para estar en un camino iluminándose con las luces del coche, esperando mi llegada. Saludos, risas, foto y continuamos.
Me encontraba bien, aunque la noche de humedad que hacia, iba totalmente empapado, camiseta y pantalón. Seguía preocupado por el peso de la mochila, que también tendría que ver de mis sudadas. Un poco antes de llegar a Botorrita kilometro veinticinco mas o menos, recibo una llamada, es el pueblo. Están en la plaza disfrutando de las fiestas y deciden parar la música y ponerse en contacto conmigo, me pusieron en directo con todos del pueblo, para mi eso fue otro subidon, estaban pendientes de todo esto, empezaba a intuir que esto iba a quedar bonito y emotivo.
Pasamos Botorrita y  después de callejear, fuimos en busca del campo de futbol. A partir de aquí ya se empieza a notar que hay barro, pero no llego a preocuparme, me preocupa que lo pasan mal con  la bici. Después de alguna duda en el camino, encaramos el bueno y directos a Muel.
Muel seria mi primera parada y como primer objetivo, nunca pensaba mas allá.
En Muel ya estaría Patxi, para correr conmigo, el cual le daría el relevo a Esteban. Antonio continuaría en bicicleta y a él se uniría  mi hermano y Alfonso.


















Es en Muel donde decido quitarme comida y ropa de la mochila, parece que el cielo esta despejado, arriesgo a que si me llueve, no llevare otra ropa para cambiarme, ni abrigarme.
Otra visita, esta vez Roberto con su chica, también estuvieron casi una hora esperando mi llegada, aprovecho para llenar botellines, beber algo mas de agua en la fuente y primer premio para mi cuerpo, una barrita de chocolate.

Son las tres de la mañana , todo sobre lo previsto. Según voy sumando kilómetros me voy encontrando mejor.
Aquí se hacen el relevo los que quisieron acompañarme a esta bonita experiencia. Saludos, despedidas y continuamos.


Salimos de Muel, imaginaros como se siente uno cuando adelgaza un par de kilos, pues así me sentía yo, una vez quitado algo de la mochila. 
Vamos por detrás de la cementera en busca de las vías del tren, este camino es casi llano, picando un pelin hacia arriba, pero con buen camino para correr. La cosa se complica, cuando decido alargar lo máximo posible por el lado de la vía, otra cosa que he aprendido, nada de probar caminos diferentes y menos de noche. El camino que decidí continuar, nos llevo a una finca y no era posible pasar al otro lado de la vía. Así que nos toco vuelta a buscar el paso anterior de la vía, esto sumaria unos tres kilómetros a los ciento veinte.
Pasamos al otro lado de la vía para continuar corriendo por un camino al lado de la carretera, hasta coger el túnel que cruzaríamos carretera y autovía. Todo este tramo, hasta casi Longares se complico bastante, por el barro en los caminos. Yo lo llevaba bastante bien, al pasar algún charco grande, lo hacia andando  y por un lado. El problema lo tenían mas las bicicletas, el barro les hacia pasar un mal rato.
Una vez cogemos el camino pegado a la autovía dirección Cariñena, evitamos el problema del barro. Aqui sobre las cinco de la mañana vuelve a llamarme el pueblo, me animan y me esperan a la llegada.
Ya entrando en Cariñena, con 55 kilómetros y las seis de la mañana, aparece otra sorpresa, Ricardo y Raul.
Ricardo que lo esperaba en Manchones para hacer los últimos 32 kilómetros, me quiso dar una sorpresa que me acompañaría los 70 kilómetros que quedaban, alucinante el apoyo que me dio. Y ya solo faltaba que mi amigo Raul me dijese que se enganchaba a correr, pero eso si que no. Ahora, el madrugon se lo dio, para estar pueblo a pueblo hasta la llegada animándome.
Nos vamos dirección Encinacorba, quedan ocho kilómetros, algo mas picados hacia arriba, una vez lleguemos allí habrá amanecido. Mi hermano decide dejar la bicicleta escondida y ponerse a correr, yo venia avisando que esto para ir haciéndolo en bicicleta es durillo. Ademas que mi hermano es mas de correr, es de los galgos. 
Llegamos a Encinacorba,  sesenta y tres kilómetros las siete de la mañana y otra sorpresa a la llegada, Casanova, compañero de trabajo, ahí estaba con la bicicleta para acompañarme en la gran subida que me esperaba y ademas se une un amigo suyo que corre por esta zona, quería vivir esta experiencia con nosotros. Aquí me despedía de Alfonso y mi hermano, Alfonso que le quedaría poco tiempo para descansar y volver a currar y mi hermano que bajaba a por la familia para después volver a enlazar en la parte final.
Salimos de Encinacorba, por donde deberiamos subir, solo se veía niebla, pero según subíamos se iba despejando. Nada mas salir ya se empieza a subir y poco a poco vamos cogiendo desnivel. Me sigo encontrando muy bien. Cuando entrenaba por esta zona, pensaba que toda la cuesta la tendría que hacer andando, pero no fue así y los pocos tramos que andamos, era en los puntos que mas desnivel  había, reservando por lo que quedaba.
Una vez arriba, tenia sensaciones de que ya me había quitado una de las partes mas duras, ahora tocaba bajar y lanzarme como hace días no hacia. Ni yo me creía que pudiese bajar a los ritmos que bajaba, después de casi setenta kilómetros en las piernas.
La primera parte de la bajada la hicimos con cuidado, era todo piedra suelta y bastante humedecida, no era cuestión de tocar suelo. Cuando llegamos a la pista,  aprovechamos para ir avanzando kilómetros a buen ritmo. El ritmo bajando era rápido y hasta Torralbilla era casi todo bajada.  
En la foto anterior, a nuestras espaldas, se puede apreciar de donde bajábamos. A partir de aquí y hasta Manchones, es donde mas me preocupaba si hubiese llovido, pero no había caído ni gota. Camino libre para correr.
En Torralbilla aparecio Iker para hacer alguna foto y saludarme.
Vuelvo a rellenar los bidones, otra barrita de chocolate para endulzar, un gel y camino hacia Manchones.
LLevaba setenta y ocho kilometros y las 9:30 de la mañana , a partir de aquí me esperaba un tramo algo aburrido, era casi llano, menos al final que se endurecía con una subida bastante pendiente y luego una bajada hasta el pueblo de Manchones.
A la mente se le educa y a las piernas se les entrena, si llevaba en mente que se me iba hacer aburrido y eso que no seria por ir solo, porque compañía no me faltaba. Empece a tener algo de sueño, sí, corriendo y sueño a la vez, aunque parezca raro es posible. Aproveche para tomar un gel que llevaban cafeína, para ver si me despejaba. Algo de efecto hizo, pero la llanura que se apreciaba al horizonte, seguía haciendo aburrido el recorrido, fueron unos diez kilómetros, por el kilómetro ochenta, parece que me había despejado pero empezaba aburrirme de correr, curioso pero tenia esa sensación, también miraba el reloj y el ritmo era a cinco treinta el kilómetro, no conseguía ir mas lento, para reducir el ritmo tenia que andar. Así pase los kilómetros, alternando, siempre quería ir reservando algo, me desorientaba que con mas de ochenta kilómetros en las piernas, pudiese mantener ese ritmo y hasta ir algo mas rápido. Ya me dio que pensar, que si acababa bien este reto, debería poner mi experiencia y entrenamientos en alguna competición (¿guara?).
Ya casi llegando a Manchones como he nombrado antes, subí una pendiente subida para después bajar bien en picado al pueblo.

Llevaba noventa y un kilómetros, diez horas y cuarenta y cinco minutos, al llegar a Manchones me sonó el teléfono, era mi padre preguntando como iba todo. Pues bien, le contesto, aun quedando treinta y dos kilómetros y subir al segundo punto mas alto del recorrido, ya le confirmaba que estaría en Cimballa a las cuatro, que haría tiempo, que lo que quedaba lo iba a disfrutar muy tranquilo. Se preocupaba por mis pies, repitiéndome que sino me molestaba nada. Pues nada de nada, ni en el kilómetro noventa, ni en el ciento veinte. 
Aunque me desvié un poco, aprovecho para aconsejar las ultra raptor de la sportiva.
Aquí hago una parada y me alimento bien, quedaban unos doce kilómetros al alto de Cubel, donde pasaría por un tramo de unos dos kilómetros de monte.



En este punto nos deja Iker, bonito detalle desplazarse desde Zaragoza para estar un rato con nosotros y hacer unas fotos para el recuerdo. 
También nos deja Casanova, que para acompañarnos unos kilómetros, se hizo treinta y siete y tenia que volver, agradezco el madrugon que se pego para compartir este momento con nosotros. Antonio se quedaba a descansar para enlazar en  el tramo final.
Asi que con la compañía de Ricardo afrontaría la ultima subida de unos quinientos metros positivos al alto de Cubel.
En la parte izquierda de arriba de la foto se aprecia la subida que nos esperaba, lo que no esperaba, era que nos fuésemos a cruzar con Gonzalo, otro amigo que daba la sorpresa y este ademas en una de las partes mas complicadas para ir en bicicleta.
Llegado al kilómetro cien,se merecía una foto, era la primera vez que iba a superar esa distancia, las sensaciones seguían siendo las mismas, me sorprendía como estaba respondiendo mi cuerpo. Estaba disfrutando en todo momento, no me encontraba ni muros, ni pájaras, ni nada de nada, solo sensaciones buenas.

Continuamos subiendo, una vez superado el alto, nos esperaban Noe, Victor, Raul y Antonio que estaba "off" , en el coche. 
Se merecía un descanso, el viernes a las cinco y media de la mañana salia a entrenar con su grupeta de madrugadores, se fue a trabajar, trabaja de repartidor y a las doce de la noche estaba con unos doscientos kilómetros de experiencia en bicicleta, para acompañarme y alegrar el camino. Que grande Antonio  "Torito".

No voy a dejar de nombrar a Gitana y Biela, que fueron participes también en este día.
Si en Manchones lo veia claro, en el alto de Cubel lo veia mas, quedaban unos ocho kilómetros, casi todo bajada y llegaríamos a Cubel, donde haría la ultima parada con descanso para llegar a las cuatro de la tarde a Cimballa.
Ciento diez kilómetros, catorce horas desde que salia de Zaragoza, aproveche en Cubel para parar y pasar un buen rato, con los que me estaban esperando allí. Mi hermano, Noe, Victor, Raul, Antonio, Gonzalo y Carlos que se había desplazado desde Zaragoza para correr los últimos kilómetros. Y como sorpresa final aparecen Rodrigo y Sergio para darme la enhorabuena antes de llegar, ya que no podían estar en la llegada.
Aun quedaban momentos para recordar alguna de las pruebas que me hicieron pasar buenos ratos en los seis meses de preparación.
Después de unas risas y de alimentarnos algo salimos a por los últimos trece kilómetros, imaginaros como fueron, un sueño que llevaba tiempo en mente estaba llegando a su final con un resultado muy positivo.
Me acompañaban Ricardo, Antonio, Carlos y mi hermano. Aun en este tramo, la emoción y las ganas de llegar me ponían a ritmos impensables, con un pulso no muy alto. Últimos repechos alguna bajada y a falta de dos kilómetros, allí estaban amigas y amigos de Cimballa junto a mi mujer esperándome. Querían vivir conmigo la llegada, darme fuerzas y ánimos los últimos metros.
Abrazos, felicitaciones, foto y para Cimballa. Se les veía nerviosos, con mucha alegría, estaban viviendo lo que yo estaba viviendo, emoción. 
Llego al pueblo entrando por la casa de mis abuelos, calle del Santisimo Misterio, se ve toda calle que va a la plaza con gente, bastante gente.


Aguanto como puedo la emoción, cuando se ensancha la calle, se aprecia bien que esta todo el pueblo en la calle, alucinado. Lanzan cohetes a mi llegada, la banda de música empieza a tocar, me uno a ellos bajando la calle corriendo a ritmo de música. Sin palabras, solo pienso, madre la que se ha preparado, no podía tener mejor regalo, ni uno de los mejores podium superaría esto. Ya no me acordaba que llevaba ciento veintitrés kilómetros, ni dieciséis horas desde que salia. La gente estaba emocionada a mi llegada, eso decía que mi trabajo de seis meses había dado un buen resultado. 
Estaba emocionado, contento de como iba a homenajear a mi abuelo, quería dejar una huella en Cimballa, creo que lo hice y no solo eso, el pueblo, la gente, mi familia y amigos dejaban una huella en mí.
Paramos en la plaza de arriba, felicitaciones, abrazos, fotos y un recuerdo de este día. Mi familia me entregaba un cuadro familiar, agradeciéndome el haber podido pasar estos momentos conmigo y recordar a nuestro abuelo.

Hoy después de siete días, sigo recordando todos los momentos vividos, desde la salida hasta el pueblo. Si vengo diciendo que me sorprendía como había respondido mi cuerpo, ahora lo entiendo cuando leo mi crónica. El objetivo de esto, eran un conjunto de ilusiones. Cada kilómetro que superaba, las ilusiones se iban consiguiendo, como decía desde que empece esto, no corría solo, por ello mi reto lo llame, "Yo corro por ti". Estos ciento veintitrés kilómetros los corría con la mente, las piernas corrieron durante los seis meses de preparación. El sábado corríamos todos, todos que confiasteis en mi.



Yayo la gente del pueblo salio a la calle, parte de ello es por ti.

Texto que quedo escrito en la placa que sera el recuerdo al homenaje de mi abuelo:

Hoy 07-Septiembre-2013 en homenaje a ti, abuelo, he unido El Pilar de Zaragoza con tu pueblo natal Cimballa, corriendo por caminos la distancia de 120 kilómetros. Y todo por el gran cariño que me diste y valentía que demostraste hasta el ultimo día. Tanto hijos, nietos y biznietos formamos parte de esto. Siempre estarás con nosotros.

Ahora muchos me preguntáis, ¿y ahora que?, pues yo me pregunto lo mismo. Esta semana también me apetecía que llegase, no tenia que buscar hueco para correr, ni mirar lo que me tocaba comer. Sin objetivo alguno, pues ya ha pasado la semana y ya volvemos a pensar.
El lunes saldré a trotar treinta minutos y poco a poco iré aumentando. El domingo volveré ha colocarme un dorsal, este ademas para colaborar con Aaron, un niño de mi barrio con una enfermedad, hoy en día desconocida, después ya sera para otra entrada del blog.

Seguiré haciendo alguna entrada mas en relación al reto, un resumen de los seis meses y el seguimiento de lo recaudado y obras a realizar en el cementerio.

Agradecer de nuevo a todos que habéis seguido esto, hicimos un día especial.

Os dejo los enlaces de todas fotos y video:




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